Paula de Cristóbal se sometió a una cirugía de recambio de implantes mamarios en la Clínic​a del Niño y la Familia, bajo la dirección del Dr. Esteban Elena. Su objetivo era reemplazar las prótesis previas por otras de menor tamaño.

Desde el día siguiente a la cirugía, Paula comenzó a manifestar fuerte inflamación, moretones, dolor, fiebre y secreción de líquidos. Alertada por estos síntomas, se comunicó con el Dr. Elena, quien le indicó antibióticos y le restó gravedad al cuadro.

Los síntomas continuaron: el pecho seguía inflamado, con dolor, y comenzó a presentar picos febriles. El equipo médico insistía en que era un proceso postquirúrgico normal. Paula continuó medicada pero sin mejoría.

El cuadro empeoró con episodios de vómitos, mareos, escalofríos, debilidad y fiebre persistente. A pesar de todo, el seguimiento médico fue errático y no se consideró la necesidad de realizar estudios ni una derivación a un centro con mayor complejidad.

Paula fue atendida por el Dr. Ernesto “Tito” Parellada, quien la revisó superficialmente. No se solicitó ninguna ecografía ni estudio de imágenes. Se la mandó de vuelta a su casa con instrucciones generales.

Paula seguía empeorando: ya no podía dormir por los dolores, se sentía descompuesta y febril. Recurrió nuevamente al Dr. Elena, quien finalmente decidió intervenir quirúrgicamente una vez más.

Tras varias horas de espera en la Clínica Tesler —debido a que las doctores Elena ya tenían cirugías estéticas previamente programadas y decidieron no reprogramarlas—, finalmente se le practicó una segunda intervención quirúrgica. En ese momento, el paciente se encontraba hipotenso y en estado crítico. La cirugía se llevó a cabo en dicha clínica, una institución orientada a procedimientos estéticos menores y que carece de unidad de terapia intensiva. Al salir del quirófano, su presión arterial descendió aún más, alcanzando niveles peligrosos.

No se consiguió una ambulancia de alta complejidad para trasladarla, por lo que su esposo debió llevarla en auto hasta la Clínica del Niño y la Familia.

Fue ingresada a terapia intensiva con diagnóstico de shock séptico. Su situación siguió deteriorándose: desarrolló neumonía bilateral, insuficiencia multiorgánica y un cuadro crítico de sepsis generalizada. Se requirió hemodiálisis urgente, pero la clínica no contaba con el equipamiento necesario.

Ante el agravamiento, fue derivada al Hospital Privado de la Comunidad (HPC), el único centro con los recursos necesarios. Sin embargo, llegó en estado terminal y falleció a los pocos minutos de ingresar.